¡Bienvenidos a la EDE!
«Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve».
Hebreos 11:1 (RVR 1960)
Este quizás es uno de los versículos más conocidos de la Biblia, hay otra versión que dice que «la fe demuestra la realidad de lo que esperamos; es la evidencia de las cosas que no podemos ver». Jesús una vez dijo que «todo es posible para los que creen» (Marcos 9:23) y esta realidad la hemos podido ver en nuestras vidas durante los últimos meses.
Nuestra EDE llamada «Voz por los que no tienen voz» nació con un fundamento fuerte de fe, creyendo lo que muchos no hubieran creído posible, líderes dieron pasos de fe sin ver dónde estaban pisando.
La base de fe es como empezó a formarse un grupo que está dispuesto a caminar en el sueño de Dios y la obediencia a esa fe también resultó en estudiantes deseosos de conocer a Dios y en cómo pueden cambiar sus vidas.
En noviembre, a un equipo de seis personas se les confió dirigir la nueva EDE, eran del ministerio de Transformación, un ministerio que nunca había llevado el cargo de una escuela, pero Dios estaba hablando y sacándolos de su zona de confort.
¿Por dónde empezar? Necesitaban un equipo.
Empezaron las oraciones y cada vez más el Espíritu Santo traía palabras de confirmación y aliento para seguir creyendo con fe lo que se veía muy lejano. La historia de Pedro fue un referente para entender cómo funciona la fe que nos había enseñado Jesús.
Entonces Pedro lo llamó: —Señor, si realmente eres tú, ordéname que vaya hacia ti caminando sobre el agua.
—Sí, ven —dijo Jesús.
Entonces Pedro se bajó por el costado de la barca y caminó sobre el agua hacia Jesús, pero cuando vio el fuerte viento y las olas, se aterrorizó y comenzó a hundirse.
—¡Sálvame, Señor! —gritó. De inmediato, Jesús extendió la mano y lo agarró.
—Tienes tan poca fe —le dijo Jesús—. ¿Por qué dudaste de mí?
Cuando subieron de nuevo a la barca, el viento se detuvo. Entonces los discípulos lo adoraron. «¡De verdad eres el Hijo de Dios!», exclamaron.
Mateo 14: 28-33 (NTV)
Era tiempo de accionar la fe, así que la oración cambió a agradecimiento y adoración a lo que Dios ya estaba haciendo. Con el paso de los días y las semanas el grupo fue creciendo hasta llegar a 12 personas, las suficientes para liderar un equipo de estudiantes.
Pero el trabajo no terminó ahí, ahora faltaba la parte más importante: los alumnos.
Las doce personas empezaron a declarar la llegada de estos alumnos desde cualquier parte del mundo, que Dios tocara corazones para que llegaran a la nueva escuela aquellos que estaban llamados a recibir y a hacer un cambio en el mundo en el área de justicia social.
Fue así como empezaron a llegar solicitudes desde Estados Unidos, Argentina, India, Alemania y España. Al final, seremos seis estudiantes que empezarán a formarse como las voces de los que no tienen voz.
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