Vi a Jesús en cada niño y niña, lo vi en cada adolescente; lo vi en los adultos y en los pocos ancianos que aún existen. Vi una iglesia pujante. Llena de fe que atestigua quién es Dios y Su poder; Su fidelidad. Vi hambre de Dios en Su pueblo. Pasión por Él.

En Uganda, la iglesia suele alabar a Dios durante unos cuatro horas cada vez que se reúne. ¡Y lo hace todos los días! Le alaba con pasión testificando de Su poder, fidelidad y milagros – a veces hasta las seis u ocho de la mañana del día siguiente. Esta iglesia rebosa de amor, humildad y sencillez de corazón. La iglesia de Uganda se caracteriza por la generosidad y la hospitalidad. ¡Qué rostros tan alegres! ¡Cuánto calor humano!

Lo que también vi, es que aun cuando hay carencias y necesidad material o de recursos económicos, manifiestan con sus vidas que tienen a Jesús, entonces porque lo tienen a Él, lo tienen todo. Y no son solo palabras, realmente viven felices «la plenitud de Aquél que todo lo llena en todo». (Efesios 1:23b RVR1960)

La iglesia de esta parte de África del Este que tuve el honor de conocer es un pueblo vibrante, que contagia. Infunde ánimo, esperanza, gozo, libertad en el Espíritu, fe, mucho amor, bondad, mansedumbre, gozo y paz.

En un período de diecisiete años Dios me ha dado el privilegio de ser parte de la iglesia en Sudamérica, Norteamérica y ahora en Europa. Lo que vi en África del Este es el avivamiento que necesita ver el mundo. Algo que sin duda acelerará el regreso de nuestro Señor Jesucristo a la tierra.

¿Estás dispuesto a ser parte de este mover de Dios en Uganda, yendo con todo el entrenamiento que has recibido en América y Europa, para ayudar en el discipulado y equipamiento del pueblo de Dios allí, cumpliendo así el mandato de ir y hacer discípulos de todas las naciones de la tierra? ¿O quizás, Dios te está llamando a apoyar financieramente a misioneros ugandeses en su formación en otras latitudes de la tierra?

Una iglesia unida y fuerte en Él; una iglesia poderosa y valiente del fin de los tiempos usando todo y dándose toda por la causa de Cristo. ¿Acaso no es esto parte de lo que Jesús oró en el capítulo 17 del evangelio de Juan? Todo para que otros le conozcan. Todo para Su gloria eterna y para que el mundo vea y glorifique a Dios.

Todo esto es lo que vi en Uganda ¡Y más, mucho más!

Marianela Gotera